Recientemente, Kodak puso un aviso en su página web, advirtiendo que descontinuaría la película TMAX 3200, una película blanco y negro que en su momento fue revolucionaria por su alta sensibilidad a la luz. La noticia de Kodak fue muy triste para mí, porque la TMAX 3200 era una película demasiado hermosa y me dediqué durante muchos años a trabajar con ella.
El aviso explica el hecho concreto que “la demanda por la
película blanco y negro de mucha sensibilidad ha bajado de forma
significativa y no es práctico seguir produciendo tan poco producto”.
Y es lógico: Hoy en día existen cámaras digitales que funcionan muy
bien con sensibilidades más altas que las de 3200, y por eso la TMAX
3200 ya no es la reina de las tinieblas.
Kodak aclara que va a seguir produciendo la TMAX 400, que es una
película muy parecida que se puede exponer y revelar de tal forma que
alcanza una sensibilidad de 1600. Incluso, anota que para la mayoría de
los usuarios la TMAX- 400 es probablemente la mejor película, por ser
menos granosa.
Pero lo que más me fascinaba de la TMAX 3200 era precisamente ese
grano, ese patrón aleatorio descrito por las partículas de plata que
flotan en la emulsión de la película. Ese grano le daba a las
fotografías una textura a veces romántica, otra veces siniestra, pero
siempre un poco misteriosa. Evocaba un aire de novela negra.
Tanto me gustaba esa textura que yo solía revelar la película con
Rodinal, un revelador maravilloso que hace que el grano se vea grande y
muy nítido. Años atrás, el gran fotógrafo siciliano, Ernesto Bazan, me
introdujo al Rodinal. (Se puede apreciar su obra, con esa maravillosa
textura, en BazanPhotos)
Cuando usaba el Rodinal para el revelado, sobre todo cuando lo
mezclaba con agua del grifo, aparecía tanto grano en mis imágenes que
varios amigos fotógrafos me reclamaban que era una exageración y que tenía que calmarme.
Les parecía que yo me salía de los parámetros de la fotografía no
ficción, que todo ese grano no surgía de la realidad de la escena
fotografiada sino que era un invento mío. Yo les respondía, “pero yo
sentí que el ambiente era así.”
He intentado reproducir esa textura digitalmente, usando Photoshop
para introducir ruido digital a la imagen. También he experimentado con
filtros digitales que imitan a las distintas películas. No obstante me
preocupa que el grano, precisamente por ser la expresión de la plata que
conforma la película, nunca va a ser reproducible en la fotografía
digital.
¿Qué opinan? ¿Se puede reproducir el grano desde lo digital? ¿Qué trabajos han visto que gozan de un buen grano digital?
Hay una importante tradición de fotógrafos documentales quienes
trabajan con el grano como parte esencial de su visión del mundo.
Robert Frank dio el primer paso con su obra magistral The Americans,
publicada en Francia en 1958 y en los Estados Unidos en 1960, que fue
inicialmente rechazada por la crítica como algo sucio y ordinario. Un
editor de la revista Popular Photography la declaró como “una visión de América cubierta de verrugas”.
Pero el libro pronto pasó a ser todo un hito cultural de la generación
Beat y cambió el cauce no solo de la fotografía sino del cine también.
Entre otros ejemplos están Michael Ackerman cuyo libro End Time City tuvo mucho impacto y Antonin Kratochvil, quien también influyó en la historia de la reportería gráfica con su película granulada y sus encuadres desprendidos.
Me pregunto si esta tradición es cosa del pasado ¿o habrá siempre
fotógrafos quienes busquen el grano? ¿Será que de aquí en adelante el
grano se verá como una reliquia del pasado?
La ñapa:
Los invito a apreciar el revelador Rodinal en manos Ralph Gibson un gran fotógrafo que ha trabajado con el grano desde el arte.
–Las fotografías son del derecho reservado de su autor. No se permite ningún uso sin permiso escrito: stepheneferry@mac.com
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